Porque habría que cantar dos veces...

Los datos que arroja el veredicto del jurado del Concurso oficial que se celebra antes del Carnaval en el Maestro Padilla y que es lo que, en definitiva, sustenta el resto de la fiesta en Almería, deben servirnos para mucho más que pelearnos entre aficionados e insultar al jurado. Por eso, con la intención de sacarle algún provecho a sus deliberaciones he comparado los puntos que han otorgado a los diferentes grupos en las modalidades de comparsas y murgas y chirigotas durante la edición del concurso que acaba de concluir y con las que he intentado apuntalar una idea que tengo muy clara: tal y como está el concurso hoy en día, los grupos han de cantar un mínimo de dos veces durante el mismo.

Veamos las comparsas en la fase semifinal del concurso y que en la actualidad consiste en un solo pase por grupo en el que se decide si accedes a la final o te quedas fuera que, lejos de suponer un desprestigio, en Almería lo que realmente supone es un varapalo económico pese a lo ridículo de la cuantía de los premios. En este primer gráfico están ordenadas las comparsas en función de la puntuación obtenida en la primera fase del concurso; de mayor a menor.

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A grandes rasgos se observa una franja de unos 50 puntos aproximadamente en la que se mueve la práctica totalidad de los grupos (desde los 311 de Terraza de los sueños a lo 354 de La Guarida) con la única excepción de tiempo al Tiempo que roza los 400 puntos (concretamente 398). Si el concurso hubiese acabado sin disputarse su fase final, ya tendríamos ganador, el segundo premio, el tercero, el cuarto, el quinto, etc. Y sin embargo sabemos que el resultado final no fue ese.

¿Por qué? Sin duda cada pase, cada actuación de un grupo es un mundo respecto a la anterior. Y en la final tenemos oportunidad de comprobarlo año tras año; grupos que dejan escapar triunfos y otros que los consiguen contra todo pronóstico porque una nueva actuación es una nueva oportunidad para acertar o fallar. Puede que sea la afinación o, tal vez, el acierto a la hora de escoger una letra. No lo sé. Tal vez cada vez sea un motivo diferente pero el caso es que viendo los resultados de las cuatro comparsas que pasaron a la final, esto se confirma: Tiempo al tiempo, que fue superior en la semifinal, cede y es La Guarida la que obtiene la mayor puntuación de la Final. Otra que cede es Plaza del sol que de ir tercera acaba cuarta el concurso en favor de La Redención. Ambas mejoraron considerablemente en la final respecto a su actuación anterior pero la mejoría de La Redención fue mayor a tenor de la puntuación del jurado: 40 puntos de diferencia que bastaron para superar por 1 a la comparsa de Damián Giménez.

Sumados los puntos de la fase semifinal (lila) y la final (morado) el resultado total del concurso (en blanco) ha quedado de la siguiente manera:

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Sin entrar a valorar el merecimiento de los puntos recibidos por cada grupo, llama la atención el escalón que hay del primero al segundo. Real o ficticio el caso es que en la modalidad murgas y chirigotas se ha dado un caso similar: más de 50 puntos separaban a algunos grupos en la fase semifinal. Un escalón considerable sobre todo si se compara entre el que más puntos recibió en esta modalidad (431 puntos) y el que menos (337 puntos). Pero lo que más llama la atención es el doble empate que se produce en la fase semifinal entre Los RumbiKing y Plataforma de liberación: salvemos al macho ibérico a 431 puntos y entre Los que te pinchan donde más te duele y A las cinco en punto y en barrera a 380 puntos.

Sería en la Final donde se resolvería este doble empate a favor de Los RumbiKing y la chirigota de Mariano Ruíz que mejoró (siempre a ojos del jurado) su actuación de semifinales y casi se convierte con 401 puntos en la mejor actuación de la modalidad durante la final sólo superada por los 405´5 del primer premio. Pero al final no fue suficiente esta mejoría y los enfermeros se tuvieron que conformar con un tercer puesto que contrasta con el primero otorgado por el jurado de este espacio web.

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A medida que fui viendo el resultado de estos gráficos, fui comprobando cómo la idea de cantar como mínimo dos veces es lo mejor que hoy en día le puede pasar al Concurso. ¿Por qué? Porque cada nueva actuación es una nueva oportunidad para acertar o fallar y eso sólo va en beneficio del Carnaval; beneficio porque el que lo haga bien se tiene que esforzar para seguir sin fallar y, por lo menos hacerlo igual de bien la próxima vez y beneficio porque el que lo haga mal sabe que, al menos, tiene otra oportunidad para mejorar y mejorar, como es lógico, siempre es bueno para todos, además de posible (véanse los casos comentados de La Redención, Los que te pinchan donde más te duele, La Guarida...) Todas las comparsas de la Final salvo Tiempo al tiempo han superado en la Final su puntuación de semifinales. ¿Es por tanto bueno o no cantar al menos dos veces?

A tenor de las puntuaciones concedidas por el jurado en chirigotas, observamos también cómo en su segunda actuación, la chirigota de Mariano Ruíz que partía empatada a puntos con la de los Bisbales terminó por sacarle casi 60 puntos. ¿Fue o no para mejor una segunda actuación? A todas luces, sí. Y si se lograra implantar un segundo pase previo a la Final se corregirían otros defectos de "justicia" como el caso protagonizado por las Superdotadas 2008 que con 368 puntos se quedaron fuera de una Final en la que los Bisbales firmaron una actuación a criterio del jurado inferior en casi 24 puntos a la de la chirigota de Roquetas.

Visto que, de primar los intereses del Carnaval lo idóneo sería implantar un pase intermedio entre las actuales semifinales y la Final, faltaría saber cómo: si se busca premiar la calidad, está claro que dos fases eliminatorias previas. Si por el contrario lo que se quiere es fomentar la participación, bastaría con repetir las actuales semifinales y, posteriormente, decidir quién pasa a la Final. Da igual. Ya sea en un doble pase de semifinales o en fases eliminatorias, lo que realmente debe intentarse es que a los grupos les resulte posible cantar más de una vez durante el Concurso sin más presión que la de por sí tiene participar. Veríamos los nervios propios por actuar pero no por pasar y que tanto atenazan a los grupos. Y, por supuesto, tendríamos oportunidad de escuchar más (y ojalá) mejores letras.