La mar de bonita

Un año más la peña Yunque y copla llega al Concurso y lo hace con el mismo grupo de los últimos años. Sigue con la dirección de Gabriel Lima Trechera, autor también de la letra y con música de Manolo Belmonte.

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A revalidar el primer premio del año pasado se presentan estos marinos mercantes a golpe de tanguillo y encomendándose a la "Virgencita del Carmen, Tú que me has de guardar, Tú que dispones del viento, Tú que dispones del mar haz de mi ruta un paseo, haz de mi pena un cantar de la tormenta la calma, calma de la tempestad".

Al frente de un galeón se plantan en el Maestro Padilla estos comparsistas que "casi no saben rezar" y por eso le piden a la Virgen del Carmen que les deje hacerlo "cantando coplillas que lanzo al mar".

"Haz que mis penas se las lleve el viento". La presentación cobra fuerza cuando le dicen "ruega a Dios por nosotros, vela por nuestras vidas virgencita del Carmen, haz en las noches de guía y haz porque mañana veamos el día", momento en el que se ilumina el escenario y el público recibe a la comparsa con una sonora ovación.

Y que no se piense Almería
"que mil travesías nunca harán que olvide a esta tierra mía, bendito rincón" ni "llores mi vida, que te juro niña que por primavera aquí vuelvo yo". Así le cantan estos marinos a este bendito rincón "que esta al otro lado del mar cruzando diez horizontes (...) justo donde el sol se esconde".


En el primero de los pasodobles, recorre Gabi Lima el calendario íntimo de esta Almería a la que "dos mil años te contemplan y once puertas te guardan" a través de "paseos por el Parque y un 26 de diciembre, banderita roja y blanca" de la mano del Pendón. A través de los días más señalados como los de "agosto de playa y Feria" continúan estos marinos adentrándose en la esencia de la ciudad a través de sus fiestas. Como la "pasión de carnes abiertas; llega la Semana Santa pasaita la Cuaresma" a la que sigue "mayo de cruces y flores y, en enero, caramelos pa los niños y mayores".

Se mece el pasodoble con la inconfundible música de Manolo Belmonte en
"junio de hoguera en la playita; lávate niña esa carita" para que "el mar te guarde y sigas siendo la más bonita" al vaivén de la marea que golpea el "puente de hierro que le arrancabas a la montaña hasta las entrañas" y que "hoy ya, solito, en tus agüitas los pies se baña".

El pasodoble recorre los colorista Almería
"de la jacarandá y buganvilla" que aporta luz a las sombras de "un castillo a un barrio marinero que va por las mañanas a ese muelle pesquero" consiguiendo Gabi Lima apresar el el aire de "callecitas estrechas de Bendicho a la Almedina" que no olvidan su historias de "fusilamientos en Rambla de Belén" ni sus "cañaverales a la orillita del mar".

Por todo esto, y por
"la Virgen del Mar siempre cuidando que vuelvan a puerto sus marineros" estos navengantes ya nunca sabrán porqué "mi barco lo encallo en tu orilla y nunca más lo muevo".


En el segundo pasodoble la historia de nuestro Carnaval recupera, agradecida, a uno de sus más notables hijos. Gabi Lima recuerda cómo "en el barrio de Araceli, entraitos los ochenta, se pusieron muchas piedras y se hicieron los cimientos de lo que es hoy nuestra fiesta". Y es que "dicen que allí está su cuna; dicen que lo revivieron y cuentan que hasta enloquecieron los moritos y odaliscas".

El pasodoble está dedicado a Juan Bisbal Carrillo del que cuentan estos comparsistas que
"fueron veinticuatro años de portarse como un padre que a su niña va cuidando", repasando algunos de los tipos más significativos en su vida: "fue un bandolero, Tarzán, un galo, Velázquez, mago, niño de antaño, un colorao y en un tebeo estuvo colgao". Y es que ahora que "compañero que en estas tablas tú ya no cantas" quieren estos marinos que acepte “esta alabanza que año tras año tú te has ganao" por ser todo un "caballero en triunfos, un señor en derrota" siempre con "una sonrisa defendiendo sus coplas".

Y pese a que
"ya no sé en cuántas guerras te metieron por culpa de un entorno puñetero", el papa Juan siempre salió "victorioso como sólo salen los caballeros". Por eso, pese a que "ni en las despedidas tú quisiste despedirte, don Juan Bisbal Carrillo sólo suena a carnaval" porque "tú eres la murga almeriense le pese a quien le pese".


En el primer cuplé, Nicolás Castillo, Presidente de la Fealca está presente de principio a fin destacando que "siempre come de balde" y que en cualquier acto que haya "no te preocupes que allí está el Nicolás". Hasta el extremo de que el Domingo de Ramos, al cruzarse con el paso de la Cena se dan cuenta estos marinos "y cuando miro pa arriba no veas tú que sorpresa" porque "allí estaba el hijo puta del Nicolás sentado en la mesa". Cuplé muy aplaudido.

En el segundo, tienen una duda: qué regalarle a su sobrino Julián por la Primera Comunión. El regalo tiene que ser "un regalo muy especial" con el que
"vaya sorpresa a mi sobrino le voy a dar" pero luego resulta que llegan al convite y la sorpresa se la llevan ellos porque "allí estaba el hijo puta de Nicolás sentado en la mesa". Inesperado remate el de este también aplaudido cuplé.


En el popurrí, estos navegantes parten "y se va haciendo una herida con la proa de mi barco; la quilla se abre un camino sobre la mar roneando" que no son sino "senderos que el oleaje irá borrando" y firman toda una declaración de principios cuando se reconocen que “lobo de mar; solo a las tempestades le temo. No hago caso de mandos ni credos… De algún pirata disfrazado de cordero” y añaden "que en mi barco llevo quince amigos: qué más da lo que mande el destino… Siempre conmigo", despidiéndose "con puertas que te abren paso a la eternidad, ciudad de mis suspiros, la tierra que me trae y que me lleva a mi destino donde queda grabada cada mueca de mi sino y donde ya mi barco para siempre se anclará… Ciudad de mis suspiros".

Con un derroche de potencia, se despide esta comparsa entre aplausos. Puede que hayamos asistido a una de las últimas actuaciones de Chema López -sin duda el mejor segunda del Carnaval de Almería- en las tablas del Maestro Padilla...

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