Un cuarteto con buena aceptación. José Francisco Román El Marchoso y Raúl Redondo firman un cuarteto que lleva la impronta de El Marchoso que lleva la dirección con simpáticas salidas de Raúl que firma la letra con la que debuta en la modalidad. La cosa va de un recluta ‘mariposón’ y un cateto que llegan a un improvisado cuartel dirigido por El Marchoso y las vicisitudes del ‘sargento’ para hacer de ellos unos hombres de provecho.
Cantan relativamente bien en la presentación aunque en esta modalidad eso es lo de menos —o eso dicen— y nos cuentan su vida en el cuartel y las vicisitudes en la ducha con el aviador, que es como se presenta el recluta mariposón. Cada disfraz está cargado de detalles muy simpáticos, comenzando por el original chapiri del ‘sargento’ y terminando por la guisa del afeminado recluta que se planta en el escenario con dos alas de mariposa.
En la parodia hay rimas entre ácidas y simpáticas que recurren a ilustres de la modalidad como ‘¿así cantan ustedes? Muy mal cantado… Parece el cuarteto de Mariano del año pasado’ pero también hay algunas obviedades —por decir finamente que está más manido el tópico que un garbanzo en la boca de un viejo— como ‘el carnaval es el arte que tiene la gente para decirte una cosa a la cara y otra por detrás’. Alguien tendría que realizar una tesis en la UAL contando las veces que se ha dicho eso en el concurso. Siguiendo con su actuación terminamos por ver que el ejército es lo más gay que hay porque, como dice el recluta con alas, ‘lo que ellos ven como camuflaje’, para los de su ‘gremio’ es jugar a maquillar y lo que para unos son maniobras para ellos es ‘un maravilloso día de campo rodeados de chicos’. Lo que son las cosas, todo es según el cristal a través del que se mire.
En el primer cuplé explican el tipo desde el punto de vista de un cuartetero: ‘estamos bien preparados para la guerra y el combate y si en el campo dan ganas también llevamos papel del water’. El segundo anuncian que es un cuplé ‘de última hora’ y es verdad; las letras van algo mascadas pero se agradece la celeridad con la que un grupo se hace eco de algo tan reciente como lo acontecido en la venta de las entradas hace tres días. Un cuplé muy gracioso en el que terminan cuestionándose cómo Nicolás Castillo consigue entradas siempre en la primera fila.
Nosotros somos soldados
que luchamos en muchas batallas
Pero nos quedamos flipados
el día que pusieron en venta las entradas
Aquello era una locura
te lo juro por mi madre.
Menos mal que me colé
y saqué una entrada de puta madre.
Estaba el Yunque desde las 4 de la mañana
y los de la Traiña llevaban ya más de una semana
pero el que más morro tuvo
fue nuestro gran presidente;
él no tuvo ninguna bulla
ni problemas con la gente.
¿Cómo lo hará el maricón
para que tos los años
en primera fila tenga un sillón.
El estribillo gira en torno a ellos cuestionándose la masculinidad del aviador. La verdad es que es un mariquita y un cateto siempre dan juego pero sería interesante ver a esta gente representar otros tipos. La verdad es que sería interesante volver a verlos porque es un grupo que promete y lleva una autoría que está pasando con buena nota el debut pese a detalles soeces que sería bueno limar para el futuro. No sé hasta qué punto es gracioso lanzar un artefacto de plástico con forma y color similares a los de esos residuos del alimento que, después de hecha la digestión, despide el cuerpo por el orificio en que remata el conducto digestivo y por el cual se expele el excremento hacia el público. Aunque el público se ría. Supongo que si mi tío José Luis saliera de figurante y al salir tropezara y se cayera, la gente también se iba a reír. Y no es plan.
Se cambian de tipo durante un monólogo de El Marchoso que concluye con un dardo envenenado hacia el jurado, y es que aún se acuerda del año que salió de chino con Mariano Ruíz y los penalizaron por excederse en el tiempo. El peso del cuarteto lo llevan entre El Marchoso y Raúl tal vez para compensar el de Cañete, un Popeye como de Pescadería pero venido a más que, aunque debuta también en la modalidad, solventa el trance de manera más que notable. Se mueven muy bien sobre el escenario y se notan los años de concurso de El Marchoso, capaz de trabársele la lengua y que sólo te des cuenta si conocías con anterioridad el texto.
Mientras tanto, durante toda la actuación tres figurantes se echan la partida de Playstation con más público de la historia, seguro. Hasta el público les pregunta cómo va el partido. En general un cuarteto con posibilidades de meterse en la final que ha hecho pasar un buen rato al público y que ojalá dure.
Fotografías: José Antonio Peralta
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