Si subimos la comparsa Fábrica de música y la de El enviado del mal en una carroza ¿qué tenemos? La batalla de papel: la mejor comparsa de Damián Giménez; una suerte de lluvia de papel constante, una fantasía de música preciosa de Onofre Cortés que es el carnaval en sí, ‘esta fiesta que es tuya y que es mía, que es nuestra vida y que se va haciendo inmortal’ cada año. Así representan el carnaval, como un batallón de heraldos humanos/copleros sobre una carroza de dimensiones festivas.
Esta comparsa es excesiva: tanto que a ratos recuerda a carnavales del exceso más propios de otras latitudes que a las callejeras dimensiones de por aquí arriba pero es que es, sencillamente sensacional. Aquí soy menos imparcial que de costumbre. Tuve la inmensa suerte de asistir a un ensayo de esta comparsa para la entrevista con Damián y entonces lo achaqué a un día tonto de esos que todos podemos tener; ahora me ha vuelto a pasar y empieza a preocuparme. Se me humedecen los ojos cada vez que escucho esta presentación.
'Ya se escuchan mis coplas. Con un canto que vence a la luna intentando decirle que nadie me libre de tanta locura'. Damián nunca ocupará un sillón en la Academia de la Lengua; eso le pilla muy lejos y no cae de camino al ensayo pero es capaz de transgredir la lengua y edificar un bello artificio. Eso no es nada fácil; lo más normal es que derrumbes la frase y le queden las palabras como piedras, como ruinas. Damián se ha inventado un verbo este año: envalientar. Quién sabe si alguna vez lo aprobarán serios académicos pero por ahora lo disfrutamos en esta presentación. A Damián le hacía falta y ha tirado de andamiajes de autor y si no lo tiene el diccionario, lo tiene su corazón. 'Ya voy sintiendo ese aire que envalienta al cobarde, que esconde disfraces, vergüenza y verdades'. Y es que, sencillamente, 'algo muy grande está pasando en mi ciudad'.
El primer pasodoble es una sucesión de esfuerzos ‘para impresionar’ a Almería ‘como el fiel amante que espera encontrar esa palabra oculta que cuando la pronuncias los vellos de tu alma se te pongan de punta’. Un pasodoble que es lo mismo un piropo a Almería que al esfuerzo de sus hijos que le quieren cantar más y mejor. ‘Yo sé que hay otros que también te dedican sus versos cargados de aliento en cuanto me he ido’. Eso, por cierto, es bonito a rabiar. El pasodoble lleva sello de la casa: 3/4 de principio a final y para el final, precisamente, dejan un pasodoble en el que desnudan el concurso al que le vemos las vergüenzas. No es una letra de ventilador sino de radiografía. ‘El carnaval del presente ya no está hecho para los del pueblo, sólo está para el disfrute de los mal llamados carnavaleros’. Empezando por ahí, imagina cómo puede acabar la cosa. Efectivamente: que ‘año tras año seguimos llenando el teatro de sillas vacías’. Y entre medias una contundencia que duele, muy bella en las formas y preciosa en la sutileza de algunas metáforas como la de que ‘así no podemos seguir porque pronto el teatro iremos llenando de sombras sin vida’. Un grandísimo pasodoble cargado de autocrítica. Cultura, FEALCA y el jurado no pueden tener siempre la culpa de todo, eso sería muy fácil y cómodo. Y cobarde. Por eso Damián asume con valentía el reto de firmar esta autocrítica. ¿No decía yo que se le había hecho mayor de edad la comparsa a Damián? Seria, autocrítica, valiente, creativa, original.
La que no es original es Belén Esteban que sale en tantos canales que sale hasta en el primer cuplé. Pero no es original, ya digo. Por ciero, es gracioso pero el segundo es mejor. Cuenta la conversación entre un padre y su hijo al que le explica cómo lo concibieron con un lenguaje más ‘actual’. El estribillo es muy castizo, como el que le escribió Mariano Ruíz el año de Plaza del sol, pero esta vez con la barraca cerrada y subidos en una carroza que es como una batea. Me encanta cómo termina: ‘ay, chiquilla, no me digas que me quieres, tú no digas que me quieres ¡que yo pierdo los papeles!’
El popurrí está cargado de cuartetas que se intercalan sin estridencias y que dejan una unidad rara avis en esta composición maldita. Quizá me guste porque me habla del carnaval que yo recuerdo, el del Paseo aunque ‘ahora esa magia se terminó’. Las guitarras suenan bien cuando acompañan, cuando puntean y cuando bordonean y aquello que me decía El Peña (lo de coger una nota préstamo de otra tonalidad) sigue porque las buenas costumbres no hay que perderlas pero en una proporción justa, casi exquisita. Al popurrí éste es para prestarle atención. Damián siempre escupe popurrís con rabia pero lleva unos años que la rabia viene cargada de sinceridad y envuelta en un guante de seda. Como el de este año. Como la sonrisa franca y orgullosa de su director al frente, Antonio Cortés, que completa la terna.
Estupendamente de forma y de fondo no sé qué más tiene que hacer Damián para regresar a la senda de los primeros. Yo creo que lo ha hecho. Este año me cuesta encontrar excusas para que no sea así. mientras tanto cuento los días para la final. Termino esta crónica sabiendo que han pasado así que el grado de 'mojadura' tiene que ir más allá y ahí voy: acabamos de escuchar al primer premio.
Esta comparsa es excesiva: tanto que a ratos recuerda a carnavales del exceso más propios de otras latitudes que a las callejeras dimensiones de por aquí arriba pero es que es, sencillamente sensacional. Aquí soy menos imparcial que de costumbre. Tuve la inmensa suerte de asistir a un ensayo de esta comparsa para la entrevista con Damián y entonces lo achaqué a un día tonto de esos que todos podemos tener; ahora me ha vuelto a pasar y empieza a preocuparme. Se me humedecen los ojos cada vez que escucho esta presentación.
'Ya se escuchan mis coplas. Con un canto que vence a la luna intentando decirle que nadie me libre de tanta locura'. Damián nunca ocupará un sillón en la Academia de la Lengua; eso le pilla muy lejos y no cae de camino al ensayo pero es capaz de transgredir la lengua y edificar un bello artificio. Eso no es nada fácil; lo más normal es que derrumbes la frase y le queden las palabras como piedras, como ruinas. Damián se ha inventado un verbo este año: envalientar. Quién sabe si alguna vez lo aprobarán serios académicos pero por ahora lo disfrutamos en esta presentación. A Damián le hacía falta y ha tirado de andamiajes de autor y si no lo tiene el diccionario, lo tiene su corazón. 'Ya voy sintiendo ese aire que envalienta al cobarde, que esconde disfraces, vergüenza y verdades'. Y es que, sencillamente, 'algo muy grande está pasando en mi ciudad'.
El primer pasodoble es una sucesión de esfuerzos ‘para impresionar’ a Almería ‘como el fiel amante que espera encontrar esa palabra oculta que cuando la pronuncias los vellos de tu alma se te pongan de punta’. Un pasodoble que es lo mismo un piropo a Almería que al esfuerzo de sus hijos que le quieren cantar más y mejor. ‘Yo sé que hay otros que también te dedican sus versos cargados de aliento en cuanto me he ido’. Eso, por cierto, es bonito a rabiar. El pasodoble lleva sello de la casa: 3/4 de principio a final y para el final, precisamente, dejan un pasodoble en el que desnudan el concurso al que le vemos las vergüenzas. No es una letra de ventilador sino de radiografía. ‘El carnaval del presente ya no está hecho para los del pueblo, sólo está para el disfrute de los mal llamados carnavaleros’. Empezando por ahí, imagina cómo puede acabar la cosa. Efectivamente: que ‘año tras año seguimos llenando el teatro de sillas vacías’. Y entre medias una contundencia que duele, muy bella en las formas y preciosa en la sutileza de algunas metáforas como la de que ‘así no podemos seguir porque pronto el teatro iremos llenando de sombras sin vida’. Un grandísimo pasodoble cargado de autocrítica. Cultura, FEALCA y el jurado no pueden tener siempre la culpa de todo, eso sería muy fácil y cómodo. Y cobarde. Por eso Damián asume con valentía el reto de firmar esta autocrítica. ¿No decía yo que se le había hecho mayor de edad la comparsa a Damián? Seria, autocrítica, valiente, creativa, original.
La que no es original es Belén Esteban que sale en tantos canales que sale hasta en el primer cuplé. Pero no es original, ya digo. Por ciero, es gracioso pero el segundo es mejor. Cuenta la conversación entre un padre y su hijo al que le explica cómo lo concibieron con un lenguaje más ‘actual’. El estribillo es muy castizo, como el que le escribió Mariano Ruíz el año de Plaza del sol, pero esta vez con la barraca cerrada y subidos en una carroza que es como una batea. Me encanta cómo termina: ‘ay, chiquilla, no me digas que me quieres, tú no digas que me quieres ¡que yo pierdo los papeles!’
El popurrí está cargado de cuartetas que se intercalan sin estridencias y que dejan una unidad rara avis en esta composición maldita. Quizá me guste porque me habla del carnaval que yo recuerdo, el del Paseo aunque ‘ahora esa magia se terminó’. Las guitarras suenan bien cuando acompañan, cuando puntean y cuando bordonean y aquello que me decía El Peña (lo de coger una nota préstamo de otra tonalidad) sigue porque las buenas costumbres no hay que perderlas pero en una proporción justa, casi exquisita. Al popurrí éste es para prestarle atención. Damián siempre escupe popurrís con rabia pero lleva unos años que la rabia viene cargada de sinceridad y envuelta en un guante de seda. Como el de este año. Como la sonrisa franca y orgullosa de su director al frente, Antonio Cortés, que completa la terna.
Estupendamente de forma y de fondo no sé qué más tiene que hacer Damián para regresar a la senda de los primeros. Yo creo que lo ha hecho. Este año me cuesta encontrar excusas para que no sea así. mientras tanto cuento los días para la final. Termino esta crónica sabiendo que han pasado así que el grado de 'mojadura' tiene que ir más allá y ahí voy: acabamos de escuchar al primer premio.
FINAL
Cuesta llenar el patio de butacas pese a estar todo el papel vendido; siempre hay alguna calva en forma de asientos vacíos así que imagínense el ánimo del que le toca salir a cantar un sábado a las seis de la tarde. Contra eso y contra los fantasmas de la frialdad se tiene que enfrentar el que abre la sesión y si consigue conjurarlos hay mucho terreno ganado. Le toca a la comparsa iniciar la final y a mi me suena como más mejor (si se puede decir así). Si me gustó en la fase previa, hoy me gusta más.
Los pasodobles son nuevos. El primero es bonito, muy del gusto del Damián poeta. ¡La de cosas que se pueden hacer con el papel! (menos esa en la que alguno ya estará pensando); ese papel sobre el que se han compuesto grandes obras, 'papel bendito que se ha convertido en esos libros que cuentan historias y en los cuentos con los que he crecido leyendo al soñar'. Pero el papel también sirve para cosas malas. De todos modos a ellos el que les gusta es el que cae 'en forma de lluvia cada año en febrero'. Buen pasodoble que se puede escuchar aquí.
El segundo va dedicado a Carmelo del Águila. Yo soy muy torpe para estas cosas y lo hablaba con algunos integrantes de la comparsa luego: no lo pillé. Supongo que fui el único, porque medio auditorio se puso en pie. Me parece bonito, una vez que lo sabes. Habla de la amistad compartida como homenaje a aquél al 'que un día cobarde no lo despedimos' pero, ya digo, no lo pillé en su momento. Los cuplés, en cambio, sí. Les encanta el verano, lo malo es cuando se tienen que meter en el agua, 'muy despacito, como si fueran Chiquito' y ven cómo se les encoge el asunto 'que pasa de tiburón a ser un pobre chanquete', lo que dicen poniendo una voz aguda muy graciosa. Buen cuplé. Como el segundo, en el que hacen mención a la lectura del acta del jurado de los finalistas y de las lágrimas de Mariano, que no eran por no haber pasado sino porque le tocaba actuar con el cuarteto en una iglesia. ¡Coño, una comparsa con gracia!
No es mejoría lo que se percibe en esta segunda actuación; eso sería tanto como decir que en la final se hizo mal y a mi no me lo parece. Pero sí es cierto que en la final la comparsa sonó como más mejor. Sigo sin saber si se puede decir así pero es lo que mejor resume mi parecer. De todos modos, ese algo más que tuvo la comparsa en la final resultó insuficinte para superar la desventaja con la que accedió a la final y el jurado, finalmente, estima que merece un tercer premio. Con lo que a mi me ha gustado. Llegados a este punto tengo que hacer una corrección al jurado y es que Edu Centeno ¡por fin! dispara el cañón de papelillos en el momento justo. Después de las dificultades que tuvo en la fase previa, por fin dispara cuando tiene que disparar. Y eso no lo ha valorado el jurado en su justa medida, mecachis. En fin, por sacar algo en claro de este palo, es que si sirve para mejorar, miedo me da el comparsón que presenten estos tres el año que viene.
Fotografías: José Antonio PeraltaLos pasodobles son nuevos. El primero es bonito, muy del gusto del Damián poeta. ¡La de cosas que se pueden hacer con el papel! (menos esa en la que alguno ya estará pensando); ese papel sobre el que se han compuesto grandes obras, 'papel bendito que se ha convertido en esos libros que cuentan historias y en los cuentos con los que he crecido leyendo al soñar'. Pero el papel también sirve para cosas malas. De todos modos a ellos el que les gusta es el que cae 'en forma de lluvia cada año en febrero'. Buen pasodoble que se puede escuchar aquí.
El segundo va dedicado a Carmelo del Águila. Yo soy muy torpe para estas cosas y lo hablaba con algunos integrantes de la comparsa luego: no lo pillé. Supongo que fui el único, porque medio auditorio se puso en pie. Me parece bonito, una vez que lo sabes. Habla de la amistad compartida como homenaje a aquél al 'que un día cobarde no lo despedimos' pero, ya digo, no lo pillé en su momento. Los cuplés, en cambio, sí. Les encanta el verano, lo malo es cuando se tienen que meter en el agua, 'muy despacito, como si fueran Chiquito' y ven cómo se les encoge el asunto 'que pasa de tiburón a ser un pobre chanquete', lo que dicen poniendo una voz aguda muy graciosa. Buen cuplé. Como el segundo, en el que hacen mención a la lectura del acta del jurado de los finalistas y de las lágrimas de Mariano, que no eran por no haber pasado sino porque le tocaba actuar con el cuarteto en una iglesia. ¡Coño, una comparsa con gracia!
No es mejoría lo que se percibe en esta segunda actuación; eso sería tanto como decir que en la final se hizo mal y a mi no me lo parece. Pero sí es cierto que en la final la comparsa sonó como más mejor. Sigo sin saber si se puede decir así pero es lo que mejor resume mi parecer. De todos modos, ese algo más que tuvo la comparsa en la final resultó insuficinte para superar la desventaja con la que accedió a la final y el jurado, finalmente, estima que merece un tercer premio. Con lo que a mi me ha gustado. Llegados a este punto tengo que hacer una corrección al jurado y es que Edu Centeno ¡por fin! dispara el cañón de papelillos en el momento justo. Después de las dificultades que tuvo en la fase previa, por fin dispara cuando tiene que disparar. Y eso no lo ha valorado el jurado en su justa medida, mecachis. En fin, por sacar algo en claro de este palo, es que si sirve para mejorar, miedo me da el comparsón que presenten estos tres el año que viene.
2 comentarios:
y asi deberia haber sido
Estoy contigo en todo lo que escribes, jajaja encuanto a esta comparsa, lo que si queria pedirte , si tienes la grabacion de la final corgarla pa descargarla jaja un abrazo!!
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